Visión general del Parque Nacional de Cabrera

El Parque Nacional marítimo-terrestre del Archipiélago de Cabrera, el primero y único en las islas Baleares, comprende 17 islotes y 2 islas con una superficie protegida de 90.800ha, de las que 89.482ha son marinas y 1318ha terrestres, siendo así, el más grande de España y también, el de la cuenca Mediterránea occidental.

La travesía marítima

Desde la Colonia de Sant Jordi, puerto turístico al sur de la isla de Mallorca, los 45min de travesía marítima hasta la isla grande, transcurren primeramente por el canal de Cabrera, en donde es fácil la observación de las pardelas, entre ellas la endémica Balear (con la máxima preocupación de ser el ave más amenazada de Europa), como también diversas especies de delfines. La travesía continua permitiendo conocer el ecosistema costero de un gran número de los islotes que conforman el archipiélago, con observaciones tan interesantes como el halcón de Eleonor, el águila pescadora, el cormorán moñudo o la gaviota de Audouin. 

Tour al Parque Nacional de Cabrera

El desembarco en la isla, rápidamente pone en contexto con la realidad, ya que la isla de Cabrera Gran, la quinta y última de las Baleares, es la mayor isla deshabitada en el mar Mediterráneo (nadie vive durante todo el año) y constituye el mejor exponente de ecosistemas insulares no alterados del Mediterráneo español, con un fondo marino inimaginable, reluciente de luz y vida.

Visita y senderismo

Acompañados por el guía del Parque Nacional: Eduard Casajuana y las oportunas autorizaciones para entrar en zonas de restricción, las 4hr de estancia en la isla se recrean con diferentes exposiciones que hacen referencia al exuberante medio natural y la biodiversidad, así como la fascinante historia del conjunto de islas e islotes, mientras se recorre un itinerario a pie de 2hr, que incluye la casi totalidad de las vistas al archipiélago. 

De regreso a Mallorca

De regreso en barco a Mallorca, la incursión a la cueva azul, permite bañarse y sumergirse entre espectaculares reflejos de luz, que forman unos colores azules insólitos, semejantes a una piedra preciosa de zafiro. Ello pone la guinda y punto final a la visita del último paraíso ecológico insular del Mediterráneo.